La décima Pluma del Año combina dos materiales a priori contradictorios: la estructura profunda de la madera de roble
semifosilizada, cuya belleza se ha forjado de forma natural durante miles de años, y el oro que otorga un brillo sobrenatural a las más obras de arte más bellas creadas por la humanidad. Todas las partes metálicas están bañadas en oro de 24 quilates.