Cuando se trata de un útil de escritura tan sofisticado como una pluma estilográfica, la cuestión de la calidad tiene tanto que ver con la ingeniería como con el diseño. Esto se aplica en particular al plumín: la calidad de este componente clave es decisiva en gran medida respecto a la comodidad que dará la pluma al utilizarse.
La combinación de oro de 18 quilates con rodio y una punta de iridio garantiza una armonía exitosa de durabilidad y tacto suave, rigidez y elasticidad, que en última instancia es lo que hace que una buena pluma sea tan divertida para escribir. La fabricación de tal plumín es un proceso elaborado que implica más de cien pasos, la mayoría de ellos llevados a cabo a mano. Cada plumín es testado a mano en el último paso.